Antes de empezar la receta de bizcocho esponjoso, vamos a sacar los huevos de la nevera. Necesitamos que todos los ingredientes estén a temperatura ambiente. Menos el yogur, ya que éste, cuando lleva un ratito fuera de la nevera saca el suero y queda muy liquido.
Vamos a empezar por tamizar la harina junto la lavadura. Es muy importante tamizar la harina ya que así la aireamos y eliminamos los grumos y conseguiremos que la harina absorba mejor los líquidos y como consecuencia conseguiremos un bizcocho uniforme y subirá recto. Lo reservamos.
Ponemos en un cuenco los huevos a temperatura ambiente y vamos a empezar a batirlos con una batidora de varillas o a mano. Y cuando empiecen a doblar su volumen, vamos a ir añadiendo poco a poco el azúcar y seguiremos batiendo hasta que hayamos conseguido unos huevos tipo mousse que hayan triplicado su volumen. Este paso es muy importante ya que el volumen de nuestro bizcocho va a depender del aireado que le demos a los huevos.
Cuando ya lo tengamos vamos a añadir poco a poco el aceite.
En cuanto tengamos el aceite incorporado vamos a añadir el yogur y la ralladura de limón. Recordad que debéis rayar la superficie, pero sin llegar a la parte blanca del limón, ya que esta es la mas ácida.
Para finalizar, dejamos la batidora de varillas de lado y vamos a coger una espátula o cuchara mezcladora y vamos a ir añadiendo la harina tamizada poco a poco y la vamos a mezclar con movimientos envolventes. No tengáis prisa e ir poco a poco para que no se nos baje la mezcla.
Cuando hayáis añadido toda la harina y no hayan grumos, cogemos nuestro molde (18 cm), lo engrasamos con aceite o mantequilla.
Volcamos la mezcla en el molde y le vamos a poner un trapo húmedo o si tenéis las bandas de horneado especificas mejor, alrededor del molde. Con esto vamos a aportar humedad al bizcocho y nos subirá de forma uniforme, este truquito lo podes usar en todos vuestros bizcochos, usando este tip, conseguiréis unos bizcochos igual de alto por todos los lados. Ademas que no se os quemará no se hará una corteza dura.
Seguidamente lo vamos a hornear a 170ºC durante 40-50 minutos, depende del molde y vuestro horno sera un poquito mas o menos. Debéis pincharlo pasados los 40 minutos no antes y abriendo la puerta del horno lo justo para no quemaros, para que no haya un cambio brusco de temperatura y se nos baje el bizcocho.
Una vez lo tengamos listo, entreabrimos un poco la puerta del horno y dejamos que se atempere un poco, unos 10 minutitos. Y después con un trapo para no quemarnos lo sacamos del horno y lo dejamos caer sobre el banco, de manera que el bizcocho se dé un ligero golpe. Con ello conseguimos que salga el vapor de golpe y no poco a poco y se nos vaya deformando. Pero eso sí, dejarlo caer…¡no tirarlo!
Ahora dejamos que se entibie y cuando ya no queme, lo desmoldamos y lo dejamos enfriar sobre una rejilla. Si habéis seguido estos pasos al pie de la letra, ya debéis tener un bizcocho esponjoso precioso. Pero si no os acaba de gustar la estética siempre podéis desmoldarlo boca abajo y dejar la base del bizcocho arriba.